 En       éste comienzo del siglo XXI ó como les llaman “el siglo de       las altas tecnologías”, comienza a dar sus previsibles       consecuencias el estado de abandono de gran parte del campo       agrícola donde están haciendo mella a los escasos labradores       y ganaderos autóctonos que luchan toda una vida para sacar,       el cada vez más difícil “sustento diario” de sus costosos       terrenos de plantío y su pequeña ganadería, esto       naturalmente sin contar con las penurias que se pasan y los       elevados costes en el cultivo de sus labranzas y de sus cada       vez más rudimentarias cosechas. Esto desgraciadamente queda       al margen de las escasas, por no decir “nulas ayudas” que       reciben de los organismos competentes en el campo agrícola.       Lo realmente cierto es que, al elevado aumento demográfico,       cada vez hay menos labradores y ganaderos, la juventud       buscan otros horizontes, porque trabajar la tierra les       resulta a olores de…esclavitud.
En       éste comienzo del siglo XXI ó como les llaman “el siglo de       las altas tecnologías”, comienza a dar sus previsibles       consecuencias el estado de abandono de gran parte del campo       agrícola donde están haciendo mella a los escasos labradores       y ganaderos autóctonos que luchan toda una vida para sacar,       el cada vez más difícil “sustento diario” de sus costosos       terrenos de plantío y su pequeña ganadería, esto       naturalmente sin contar con las penurias que se pasan y los       elevados costes en el cultivo de sus labranzas y de sus cada       vez más rudimentarias cosechas. Esto desgraciadamente queda       al margen de las escasas, por no decir “nulas ayudas” que       reciben de los organismos competentes en el campo agrícola.       Lo realmente cierto es que, al elevado aumento demográfico,       cada vez hay menos labradores y ganaderos, la juventud       buscan otros horizontes, porque trabajar la tierra les       resulta a olores de…esclavitud.       En Carrizal de Ingenio, sorprendimos hace uno días (en la       foto que ilustra ésta crónica) a tres veteranos labradores,       destacando a Chanito Sánchez que con sus 86 años a sus       espaldas, alista la tierra a golpe de “sacho” (azada), con       su hijo Chano y Pepito Viera, posteriormente se hacen los       batientes, se emparejan los surcos para más tarde estercolar       la tierra, culminando junto al “zurrón del grano” y su       peculiar herramienta del palillo para depositar los granos       de millo (maíz) a unos centímetros de profundidad, al objeto       de “despistar a los pájaros y palomas”, quién dice millo,       puede ser papas, ajos, cebollinos, tomateros y todo lo       concerniente a nuestra tierra agrícola.
          En Carrizal de Ingenio, sorprendimos hace uno días (en la       foto que ilustra ésta crónica) a tres veteranos labradores,       destacando a Chanito Sánchez que con sus 86 años a sus       espaldas, alista la tierra a golpe de “sacho” (azada), con       su hijo Chano y Pepito Viera, posteriormente se hacen los       batientes, se emparejan los surcos para más tarde estercolar       la tierra, culminando junto al “zurrón del grano” y su       peculiar herramienta del palillo para depositar los granos       de millo (maíz) a unos centímetros de profundidad, al objeto       de “despistar a los pájaros y palomas”, quién dice millo,       puede ser papas, ajos, cebollinos, tomateros y todo lo       concerniente a nuestra tierra agrícola.
Nuestro veterano Chanito Sánchez, es quizás uno de los más antiguos labradores -ganaderos de Gran Canaria, nació en las labores del campo y aquí dejará sus restos, tras una dedicación de más de 65 años dedicado al mundo de la labranza.
No obstante y pese a los adelantos de las maquinarias en el sector agrícola, las antiguas herramientas ú utensilios que usaron nuestros abuelos, figuran hoy en la actualidad en un primer orden de dedicación y lejos están de su desaparición. El palillo para plantar, la azada para cavar la tierra y alinear los surcos y los batientes como zonas protectoras del regadío (entre los surcos y los tajos), y hay quién todavía utiliza aquellas “azadas de cuatro esquina”· de cuyas paladas, arrastran consigo mismo gran cantidad de tierra.
 Reiteramos que son cada vez más escasos los labradores y       ganaderos autóctonos, de no surgir las precisas y necesarias       ayudas a las costosas tierras de labranzas, su inmediato fin       está cerca, perdiéndose así tradiciones de muchos siglos       ante el progreso industrial, donde los alimentos       “artificiales”, no serán nunca como los “naturales” de       nuestros marginados agricultores y ganaderos autóctonos.
           Reiteramos que son cada vez más escasos los labradores y       ganaderos autóctonos, de no surgir las precisas y necesarias       ayudas a las costosas tierras de labranzas, su inmediato fin       está cerca, perdiéndose así tradiciones de muchos siglos       ante el progreso industrial, donde los alimentos       “artificiales”, no serán nunca como los “naturales” de       nuestros marginados agricultores y ganaderos autóctonos.
(c) Antonio Estupiñán - RegionCanarias.es

No hay comentarios:
Publicar un comentario