Ramona Mateo Jiménez, de nacionalidad dominicana, vive desde ayer en la calle sin más pertenencias que una pequeña biblia y algo de ropa que le han dejado algunos vecinos. Desde el municipio de Ingenio, donde ha vivido el último año y medio, pide ayuda ante una situación que ella misma provocó para evitar "un sufrimiento diario".La mala relación con su marido y la familia de éste, según explica Ramona, llegó a tal punto que ella misma, el pasado 2 de julio, incendió su casa para llamar la atención de la Guardia Civil y poder, según sus palabras, "liberarse de una vida de maltrato". Ahora pesa sobre ella una orden de alejamiento pedida por su marido y se ha visto en la calle, sin amigos a los que acudir. Desde ese fatídico día hasta hoy se ha hospedado en un hostal de Ingenio gracias a la ayuda del Ayuntamiento de la Villa, el párroco del pueblo y algunos vecinos, pero desde hoy tendrá que dormir en la calle.
"Sólo pido un trabajo y un techo donde vivir para poder reunir dinero y marcharme. No tengo a nadie que me ayude y no quiero recurrir a la prostitución, que alguien me ayude". Ésa es la súplica de Ramona, una mujer que, según cuenta, vino a España para reunir algo de dinero para sus niños y ahora está en una situación que califica de terrible.
Ramona, que llegó al municipio de Ingenio hace un año y medio, asegura que es una mujer trabajadora. "La mala suerte me ha llevado a esta situación. He recurrido al Ayuntamiento y me dijeron que podía quedarme en un lugar del barranco de Guayadeque, pero cuando llegué era un centro de toxicómanos y yo no me he drogado en mi vida, así que no me quisieron".
PASAR LA NOCHE. Ante tal situación, el Ayuntamiento instó a Ramona a quedarse en un hostal del municipio. "Ellos me pagaron algunas noches, el párroco otras cuantas, pero ya me han dicho que no pueden hacer nada más. Yo me conformo con que me dejen pasar la noche en algún sitio para poder seguir buscando trabajo durante el día", declara.
En la zona de El Ejido, en Ingenio, donde se encuentra la joven en total mendicidad, Ramona asegura que se han portado muy bien con ella. "El señor del hostal me recargó el móvil varias veces para que estuviese comunicada, la Policía Local de Ingenio me trajo ropa y un agente de la Guardia Civil unos bolsos para guardarla. Eso demuestra que a pesar de que estoy denunciada y de tener una orden de alejamiento, no soy mala persona, sólo quiero que alguien me ayude". Ramona, de 43 años, tiene varios cursos de costura y ha trabajado en hoteles y restaurantes como camarera. Asegura que ha tenido mala suerte.
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